Que existe una ofensiva contra el sector cárnico no es ningún misterio. Son miles los artículos pseudocientíficos que atacan al consumo de carne, tildándolo de peligroso para la salud y cancerígeno.
Así, veíamos al BBC publicar este titular.

Poco importa que la evolución del ser humano esté vinculada a la caza y al procesamiento de la carne, como indican los restos animales procesados y carbonizados o la rica industria lítica vinculada al aprovechamiento de la carne que acompaña a nuestros ancestros en los yacimientos.
Tampoco debe de importar demasiado que Japón y España sean dos de los países con más esperanza de vida y al mismo tiempo lideren el consumo de carne y pescado.
Y si la pseudociencia no es argumento suficiente, también se puede recurrir a la moral. De esta forma, pueden tildar de carroñeros o de devoradores de bebés animales a aquellas personas que no se quieren plegar al veganismo.
La ofensiva también viene desde el aparato político. El ministro Garzón nos regaló este titular:

A consecuencia de esto, las políticas económicas nefastas de este gobierno que han disparado la inflación, los impuestos abusivos y la burocracia medioambiental, el campo español atraviesa un mal momento que acelera el éxodo rural y el cierre de explotaciones ganaderas.

Y las alternativas del gobierno son cuanto menos estremecedoras, la carne sintética y el consumo de insectos.
Los medios palmeros, generosamente regados con el erario de los españoles, ya están haciendo su trabajo de blanquear esta última propuesta, así adelanta telecinco:

Y es en esto en lo que nos vamos a centrar, porque tener una dieta insectívora no es para nada una buena idea:
